Feminismo Radical
El nombre de esta corriente no provine de la realización de actos extremos, sino de la etimología del concepto, tomado en sentido marxista, es decir del latín radicalis, "relativo a la raíz". Así, uno de los objetivos es ir a la raíz de la misma opresión.
Surge entre 1967-1975 tras la publicación de dos obras fundamentales. Política sexual de Kate Millett (1969) y la Dialéctica del sexo de Sulamith Firestone (1970).
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Sulamith Firestone |
Estas autoras apuntan algunas ideas claves del feminismo. La primera es la consideración del género como construcción social y no como una diferencia biológica. Establecen que las mujeres somos diferentes a los hombres porque nos han educado para ser diferentes y no porque estemos determinados por naturaleza para ser diferentes. También son las primeras obras que definen y conceptualizan el patriarcado como sistema de dominación que subordina a las mujeres.
La principal diferencia con las feministas de la segunda ola y las liberales es que no solo quieren luchar par ser iguales en el ámbito público, con la consecución de derechos equiparables a los hombres sino que pelean para transformar el espacio privado, las responsabilidades familiares, la sexualidad o la violencia de género.
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Kate Millet |
Las feministas radicales se dan cuenta de que es en el ámbito privado, en la familia o en el trabajo donde se perciben las relaciones de poder con más intensidad. De esta idea surge su lema más conocido "lo personal es político". Con esta divisa intentan concienciar de que los problemas personales son casi siempre sociales o sistemáticos.
Otro de los rasgos que caracteriza esta corriente es el interés por la sexualidad. Ellas son herederas de la revolución sexual pero desde una posición crítica. Consideraban que la revolución sexual había ampliado el número de mujeres sexualmente disponibles para los hombres, pero que aún no tenían el control de sus propios cuerpos.
El feminismo radical quiso desvincular la maternidad de la práctica sexual, haciendo evidente que la mujer no es una máquina de tener hijos. Por eso quisieron conquistar el poder de su propia reproducción, intentando conseguir métodos anticonceptivos que muchas veces eran ilegales o realizando abortos clandestinos, mientras en paralelo luchaban para que se reconociera el derecho al aborto.
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